Domingo XVII del T.O.
Cinco mil hombres con sólo cinco panes. La solución está en el compartir. El retener, el que cada uno se busque su propia solución, el individualismo lejos de enriquecer, termina empobreciendo. El compartir crea abundancia; la solidaridad multiplica los medios. La Eucaristía es la mesa de la solidaridad. Jesús es uno más del grupo, aunque diferente; lo preside, dialoga, dirige; es el que invita. Él es quien dice lo que hay que decir a la gente; Él es quien realiza el milagro; los discípulos son los que hablan a la gente y los que reparten el pan. Al final la experiencia ha transformado a la gente. Buscaban a Jesús para resolver sus necesidades y terminan con un acto de profesión inicial de su fe: "Este sí que es el Profeta..."